El descenso del precio de las luces LED, las baterías y los paneles solares, junto con innovadores planes de negocio, están permitiendo que en millones de hogares de África y otros continentes se pase de las rudimentarias lámparas de queroseno a la luz eléctrica, que es más limpia y segura. Para muchas personas esto supone además una forma de cargar sus teléfonos móviles, cuyo uso se ha extendido por toda África, en vez de tener que alquilar un cargador.
Los avances tecnológicos están abriendo un inmenso mercado para la energía solar: los aproximadamente 1.300 millones de personas en todo el mundo que no tienen acceso a una red eléctrica. A pesar de que en general se trata de personas muy pobres, tienen que pagar mucho más proporcionalmente por iluminar sus hogares que los habitantes de los países ricos debido a que usan ineficaces lámparas de queroseno. Y si bien en la mayor parte del mundo la energía solar cuesta mucho más que la electricidad generada por plantas eléctricas convencionales -sobre todo si tenemos en cuenta los costes de batería- para algunas personas la energía solar tiene sentido desde un punto de vista económico porque cuesta la mitad que iluminar con queroseno.
Y cientos de empresas esperan hacerse con un trozo del pastel en este mercado.
“Este sector ha explotado”, sostiene Richenda Van Leeuwen, directora sénior del equipo de Energía y Clima en la Fundación de las Naciones Unidas. “Ha habido un cambio radical en los últimos cinco años”.
Este repentino interés se ha visto alimentado por la llegada de sistemas LED relativamente baratos. Hace no mucho, para poder alimentar una bombilla hacía falta un panel solar que generara de 20 a 30 vatios, puesto que solo eran asequibles las bombillas incandescentes. Los ledes son mucho más eficaces. Ahora la gente puede disponer de una iluminación potente usando un panel solar que genere solo un par de vatios de potencia, según Van Leeuwen.
Pero con estas mejoras tecnológicas no basta para abrir el mercado. Los sistemas de LED de alta calidad, con un par de lámparas y suficiente capacidad de almacenamiento en las baterías como para varias horas de iluminación cuestan menos de 50 dólares (unos 39 euros). Estos sistemas se rentabilizan en menos de dos años, pero los gastos iniciales siguen siendo demasiado elevados para muchas personas.
Eight19, una empresa con sede en Cambridge (Reino Unido) es una de las empresas que ofrecen algún tipo de financiación para que los sistemas sean asequibles. Los clientes pagan 10 dólares (unos 7,7 euros) por el sistema de iluminación de energía solar, que incluye un panel solar de 2,5 vatios, dos lámparas de techo LED y un paquete de baterías de fosfato de litio-hierro. Después pagan una tarifa semanal por la energía que genera el sistema.
Cada semana, los usuarios compran una tarjeta que cuesta 1 dólar (unos 77 céntimos de euro) a un vendedor local. Rascan una banda de la tarjeta que revela un número que deben enviar vía SMS a Eight19 para que lo verifique. La empresa les envía entonces un código de verificación que ellos deben teclear en el paquete de baterías. El código desbloquea electrónicamente el aparato durante una semana, permitiendo que la batería suministre energía a los ledes o a un cargador de móvil.
Varias empresas más, incluyendo algunas de las principales empresas de telecomunicaciones, están probando distintas versiones de este sistema de pago por uso. Lo que diferencia a Eight19 es que, después de que el cliente haya cubierto el coste del aparato -habitualmente en unos 18 meses- puede cambiar éste por uno más grande con un panel solar de mayor tamaño, una batería mayor, más luces y la capacidad de dar energía a una pequeña radio. De esta forma, usando el dinero que hubieran gastado en queroseno o en alquilar cargadores de teléfono pueden llegar poco a poco hasta el punto en el que tienen la suficiente cantidad de energía contratada como para una nevera o un electrodoméstico capaz de generar ingresos, como una máquina de coser, explica Simon Bransfield-Garth, director general de Eight19.
Eight19 ha probado el sistema con varios cientos de clientes y está poniendo en marcha un proyecto para vender 4.000 sistemas en cooperación con la ONG Solar Aid, que ayudará con la distribución.
Pero Eight19 es un jugador relativamente pequeño por ahora. Otras empresas más establecidas como D.light han vendido más de un millón de sistemas de iluminación por energía solar. Bransfield-Garth cree que aún hay muchas posibilidades de crecimiento. “La gente con menos recursos está pagando precios desproporcionados para cubrir sus necesidades”, afirma. “La energía solar funciona bien en este mercado”, sentencia.
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